domingo, 21 de febrero de 2010


Hoy aprovecho mi turno de palabra para desarrollar el discurso que tantas veces me cuestionan quienes ni se molestan en in-formarse para rebatir...

Cuando hablamos de género hacemos referencia al conjunto de cualidades, valoraciones o significados que se atribuyen a las personas en función del sexo. Estas atribuciones sociales serán diferentes en función de la sociedad y del momento histórico que se analice, podemos afirmar por tanto que es una construcción social. Desde esta perspectiva se afirma que es el aprendizaje social de las identidades femenina y masculina el que incide realmente en los distintos comportamientos de hombres y mujeres en las diferentes sociedades mediante la asimilación de valores y características asignadas a la “feminidad” o “masculinidad”. En este sentido, tiene especial importancia el fenómeno de la socialización y la cultura dominante que se transmita y el momento histórico en el que no encontremos, por tanto el rol de género está subordinado a dicha cultura, es por tanto un fenómeno cultural que se trasmite mediante los factores de socialización. El aprendizaje o socialización de género influye en la forma en que mujeres y hombres nos vestimos, nos comportamos y en las ocupaciones que elegimos. Este aprendizaje se da a través de la familia, los medios de comunicación, la escuela, etc. De igual modo que aprendemos los roles de género también los podemos desaprenderlos.

Con este término, género, se abarcan varios conceptos a su vez relacionados entre sí:

* Identidad de género, que es el estado psicológico en que se encuentra una persona cuando dice ser un hombre o mujer. A través de un proceso de socialización las personas llegan a identificar el género con pautas de la personalidad (identidad de género) o con determinados comportamientos.

* Rol de género, que hace referencia al aprendizaje y puesta en práctica de los papeles asignados a un género. Actitudes y actividades que la sociedad asocia con cada uno de los sexos.

* El sexo hace referencia a las diferencias biológicas entre hembras y machos. El sexo es algo físico que se concreta en componentes básicos como son los órganos reproductores, genitales, cromosomas, hormonas y características sexuales secundarias, el género en cambio no es palpable a los sentidos, es una cuestión abstracta de características vistas desde una perspectiva cultural mediatizada. Es necesario ser conscientes de las influencias culturales de esta perspectiva (machismo) y ponerse “las gafas de género” que nos permitan diferenciar el rol cultural de la mujer y el etiquetado que nos condiciona, nos subleva a una sociedad que gira en torno a la figura masculina (figura sociocultural).

Por tanto, la feminidad no se mide por el parecido al modelo social femenino, una mujer es femenina por definición.



Si partimos de que el género en una construcción social, una explicación biológica de las diferencias no va a ser suficiente, ya que si hablamos de construcción social es necesario remitir a los hechos socioculturales que desembocan en la idea social de género. Aun así, a lo largo de la historia se ha pretendido enfocar las diferencias de género en yacimientos legítimos, como la ciencia o la religión, para que no se desestructure un orden social que gira en torno a la figura masculina y que garantiza la estabilidad social.

La explicación que se da para las discriminaciones de género por la naturaleza de las personas se apoyan en la idea de el sexo fuerte, el sexo de los hombres, como una inclinación natural para dominar, y subordinando las capacidades y aptitudes a la fuerza física. Esta explicación no tiene cabida alguna si indagamos en la organización de culturas y sociedades en este periodo histórico y en otros, ya que la función de la mujer no está vinculada a esta característica, ni se puede justificar por ella, del mismo modo en que el género femenino o masculino según la sociedad en la que lo analicemos va a tener unas peculiaridades que condicionan las funciones del rol u otras.

Siguiendo en la línea de una justificación biológica, natural, las teorías explicativas se dejan de lado la capacidad de raciocinio de las personas, característica fundamental que nos diferencia del resto de las especies, de los animales. Si somos seres racionales, sociales y complejos, no podemos atribuir explicaciones que inhiben estas características, esto nos remite a la necesidad de buscar una explicación más compleja que contemple la discriminación de género desde una perspectiva holística, esta es la explicación de la estructura social.

En las diferentes sociedades la cultura dominante condiciona la perspectiva de género de igual manera que validan la discriminación de género. Cuando se estereotipan unas funciones, actitudes, una identidad en definitiva, según las características sexuales se está posicionando a los géneros a una situación de ventaja (masculino) o desventaja (femenino), según la sociedad de la que surge.
Así, si la discriminación de género se explica por la estructura social, se está ilegitimando a la sociedad ya que reproduce las desigualdades permitiendo la discriminación, por lo tanto interesa más dar una explicación natural que no involucre a la sociedad en la discriminación.

En la explicación de las discriminaciones de género se llega a las conclusiones siguientes que justifican la explicación por la estructura social:
1.Género se refiere a lo cultural, a los aspectos sociales adscritos a las diferencias sexuales. Define relaciones e identidades entre hombres y mujeres que son APRENDIDAS.
2.La identidad según el género se aprende mediante la socialización (y por los agentes de socialización).
3.La diferenciación de los géneros no es equitativa, sino que contempla un género principal (masculino), frente a un género sumiso (femenino).
4.Estas diferenciaciones conllevan a discriminación del género considerado socioculturalmente inferior, el femenino.
5.Por tanto, la discriminación de género tiene una base de estructura social.
Ya tenemos otro apunte en la lista de cosas que hay que romper.

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