lunes, 7 de diciembre de 2009

Fenómenos transicionales


Cuando el niño o la niña comienza a tener las primeras relaciones autónomas con el exterior empieza la necesidad de emancipación del sujeto niñ@-madre. Este fenómeno se da en un trance, un espacio intermedio en el que se sitúa el niño o la niña y donde se va a empezar a desarrollar su autonomía.

Hasta ahora ha vivido subordinad@ a la madre, formando parte de ella. El pecho representa a la madre entera, y es fundamental para la primera huella psíquica, que conforma por medio de la fantasía representaciones mentales. Este vínculo de empieza a cambiar en el momento del destete, cuando el pecho materno desaparece. Aquí es cuando aparece el objeto transicional, que marca una transición paulatina que permite que el niño o la niña empiece a construirse como un yo separado, un ser autónomo. Posibilita las representaciones mentales de todas las experiencias tenidas en la fase oral y que al abandonar el pecho materno no nos desestabilicemos. El objeto transicional permite ir pactando el mundo interno con el mundo exterior, forma parte del niño, de su mundo interior, pero a la vez tiene una existencia real. El objeto transicional aparece de la necesidad de crear un espacio intermedio, un vínculo de unión con el mundo real en donde el niño se sienta protegido, a la vez que un tiempo para asimilar la realidad en donde va a desenvolverse a través del este objeto o situación, ya que éste le proporciona el acercamiento a la realidad pero desde una protección que él ha sido capaz de crearse. Este espacio entre mundo intrínseco y mundo exterior físicamente está representado en un objeto, al que llamamos transicional, que le permite ir asimilando poco a poco el acercamiento a la realidad que en la que hasta ahora no se ha sentido sumergido.

El niño, la niña tiene la necesidad de parar y asimilar toda una serie de novedades que le rodean y le desencajan de todas las experiencias que hasta ahora había podido tener a través de la madre. También necesita de una realidad ilusoria, pero para él, para ella la verdadera realidad, la cual va ir modificando, en este espacio (interior) cada vez, a través de la experiencia, van a ir apareciendo más modificaciones que equivalen a la realidad exterior, pero nunca a va terminar de ser subjetiva. Este grado de subjetividad es necesario para que la sienta como parte de él, de ella, su creación e irá desapareciendo en cuanto vaya superando la etapa transicional para asimilar la realidad objetivamente. Esta situación necesita de la libertad absoluta y nunca debe de ser forzada, nunca se ha de modificar pues forma parte de un ciclo natural que tiene que ser superado en todas sus fases.

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