Sociedad de la información
En los últimos siglos se han producido tres grandes revoluciones en la historia de la humanidad: la francesa, la industrial y la tecnológica o de la información; es en la última donde las tecnologías se han multiplicado como nunca lo habían realizado anteriormente, de manera que nos encontramos ya no sólo con las que podríamos considerar como tradicionales, sino también con las denominadas nuevas tecnologías. De todas estas tecnologías, la de la información y comunicación se han convertido en elemento determinante para la concreción y puesta en acción de este nuevo modelo de sociedad denominado de la información o del conocimiento.
El triunfo de las ideas globalizadoras y neoliberales en el seno de una sociedad agitada por un vertiginoso desarrollo científico y tecnológico nos está trasladando a otra civilización, y el escenario en el que se desarrollan nuestras vidas va cambiando cada vez más de prisa. Muchas han sido las circunstancias que han preparado el terreno para el advenimiento de esta nueva era, pero el hito que señalará un antes y un después en nuestra historia es sin duda la apoteosis de la Internet en la década de los noventa. Ahora ya podemos afirmar que estamos en la "sociedad de la información"; especialmente nosotros y nosotras, ciudadanos y ciudadanas de un país en el primer mundo. En realidad todos y todas estamos en la sociedad de la información, tanto los países más avanzados como los más pobres, lo que ocurre es que muchos cientos de millones de personas, aunque aún no disfrutan de sus ventajas, si padecen sus consecuencias.
En este nuevo modelo social, el acceso a la información configura un nuevo sistema de clasificación de las personas dentro de la sociedad. Por un lado, la producción de la información, que queda vedada a quienes poseen los recursos para distribuirla relegando a niveles mediatizados a quienes la consumen; quienes desarrollan la capacidad de trabajar con la información y quienes no, que quedan fuera. Por otro lado el consumo de dicha información en sí, que integra a los individuos e individuas en la sociedad en un estrato u otro. De una sociedad que priorizaba lo material, que considera que los recursos materiales favorecen el éxito o el fracaso a los países o a las personas, se pasa a una sociedad de la información donde no sólo se prioriza el dominio de los recursos materiales sino la capacidad intelectual, la selección y el procesamiento de la información.
La Omnipresencia de los "mass media" y de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, con sus lenguajes audiovisuales e hipermediales, en todos los ámbitos de la sociedad: ocio, hogar, mundo laboral... Todos y todas necesitamos saber utilizar estos instrumentos tecnológicos. Ahora la transmisión de noticias y de todo tipo de información a través del planeta es inmediata, y los ordenadores y la Internet se han hecho herramientas imprescindibles para la mayoría de los trabajos que realizamos, incluso para disfrutar de muchas formas de ocio (videojuegos, Internet…), también en nuestras relaciones personales y sociales, en la vida cotidiana, el manejo de las TIC y la comunicación es clave.. Cada vez nos resulta más fácil acceder a todo tipo de información pero precisamente la abundancia de datos que tenemos a nuestro alcance (no todos ellos fiables y bien actualizados) nos hace difícil seleccionar en cada caso la información más adecuada. Las posibilidades tecnológicas para desarrollar la masificación de la información han ido muy rápidas. Sin embargo las personas no disponen de los elementos y la formación adecuada para saber elegir y seleccionar, lo que deriva en que ande “perdidas en esa selva”. Precisamente en ese desnivel es donde se produce la instrumentalización en perjuicio del individuo, y, por tanto, la desinformación (Aparentemente vivimos en un tiempo en el que lo sabemos todo, pero es evidente que los sujetos son cada vez más ignorantes. Saramago).
Son, por tanto, herramientas claves para el desarrollo. Ya en estos momentos podemos ver diferencias muy importantes entre quienes tienen acceso a la Sociedad de la Información y quienes no la tienen. Las diferencias se pueden agravaren un futuro si no se establecen las oportunas correcciones. Se trata de eliminar las diferentes “brechas digitales” entre ellas, una de las más importantes, la brecha digital de género.
Desigualdad social y acceso a las TIC´S. Brecha digital
Al hablar de brecha digital estamos haciendo referencia a la “fuerte desigualdad que surge en las sociedades por la diferencia entre los que acceden a las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) e incorporan su uso en la vida cotidiana, y aquellos que no pueden o no saben acceder” (Ballestero, F., 2003: 1). Esta nueva forma de desigualdad que se está gestando en la sociedad actual puede acabar generando un agravamiento de la exclusión social de ciertos sectores de la población, de tal manera que esta puede afectar a los diferentes géneros, edades, idiomas, nivel de ingresos, nivel educacional, etc, además de producirse entre los diferentes países. Con ello se profundiza e incrementa las situaciones pobreza, subdesarrollo, exclusión social de los colectivos sociales más vulnerables y desfavorecidos, tales como los inmigrantes, lo pobres, los jóvenes, las mujeres con un bajo nivel educativo, las barriadas populares, las zonas rurales...
Dentro de nuestra sociedad, y analizando el entorno más inmediato, la brecha digital de género cobra una especial importancia, ya que son las mujeres, que no necesitan la interacción con las TIC por motivos laborales, el grupo que más lejano se encuentra de esta herramienta de desarrollo.
La tecnofobia, el miedo a “la máquina”
La palabra tecnofobia proviene de la unión de dos palabras que son habituales: tecno usado para describir todos los elementos y áreas relacionadas con las ciencias y las nuevas tecnologías y fobia como aversión a algún objeto, persona o situación. Podemos definir entonces la Tecnofobia como el miedo, el temor o la supuesta incapacidad para usar algún aparato eléctrico, científico o tecnológico.
A las mujeres tradicionalmente se nos ha tachado de tecnófobas, de no querer o no saber manejar cualquier aparato eléctrico o tecnológico o de temer el tener que hacerlo. Pero las mujeres desde el principio de nuestra incorporación al mundo laboral estamos acostumbradas al uso de Tecnologías electrónicas: máquinas de escribir, ordenadores, faxes, o trabajos tecnológicos con maquinas de costura, el telar o la ginebra de algodón. Aunque estábamos usando elementos novedosos y tecnológicos, eran trabajos de segunda categoría.
Nada más nacer se sumerge a niños y niñas en mundos distintos. Con frecuencia, en un mundo rosa a las niñas y azul a los niños. Esta anécdota decorativa es reflejo de los mensajes diferenciados que se transmiten desde pequeños-as a los recién nacidos-as. Esas diferencias de género no son neutrales y han producido la discriminación de las mujeres a lo largo de la historia y la subordinación a los hombres. El protagonismo del hombre viene desde las primeras civilizaciones clásicas y cristianas. En los ambientes decisivos para conformar la personalidad de niños y niñas, en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, en el trabajo, se comprueba la jerarquización de género y la dominación de lo masculino.
Nada más nacer se sumerge a niños y niñas en mundos distintos. Con frecuencia, en un mundo rosa a las niñas y azul a los niños. Esta anécdota decorativa es reflejo de los mensajes diferenciados que se transmiten desde pequeños-as a los recién nacidos-as. Esas diferencias de género no son neutrales y han producido la discriminación de las mujeres a lo largo de la historia y la subordinación a los hombres. El protagonismo del hombre viene desde las primeras civilizaciones clásicas y cristianas. En los ambientes decisivos para conformar la personalidad de niños y niñas, en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, en el trabajo, se comprueba la jerarquización de género y la dominación de lo masculino.
La discriminación de género surge porque se asignan distintos roles, comportamientos, actitudes, valores a la mujer y al hombre con el argumento de sus diferencias genéticas o a las diferencias de destrezas o habilidades. Las investigaciones sociológicas actuales demuestran que las diferencias en capacidades y comportamientos de las mujeres no tienen ninguna base científica ni biológica, sino social y cultural. Se han analizado distintas funciones que comúnmente se atribuyen a hombres y a mujeres y se constata que en la comparación tiende la sociedad a adjudicar al hombre las que tienen connotaciones positivas. En estas comparaciones se asigna al hombre conceptos como productor, encargado de lo público, racional, objetivo, agresivo, emprendedor. En cambio, en estas contradicciones, la mujer aparece como reproductora, dedicada del espacio privado, sentimental, subjetiva, sumisa, prudente.
Estas conductas de género se aprenden. Los niños y las niñas van interiorizando desde los primeros meses, las órdenes, los deseos, los modelos, los ejemplos que perciben a su alrededor. Los valores dominantes son los que se transmiten en los distintos ambientes y en ese paquete están los contenidos de género que tienden a reproducirse porque los alientan y los defienden los grupos dominantes. En muchos casos los hombres, pero en otros, grupos de mujeres que convencidas de la bondad de esta situación, o de su carácter natural o divino, lo aceptan y lo enseñan.
Mujeres y nuevas tecnologías de la información y la comunicación
Las mujeres tienen un acceso más difícil a las TIC debido a la falta de tiempo libre y a la concepción de un hacer para los demás que a los largo de los años se les ha ido imponiendo. La relación de la mujer con la tecnología ha estado vinculada a lo largo de los siglos al espacio doméstico principalmente. Resulta paradójico que las nuevas tecnologías domésticas, no han producido una redistribución de las tareas domésticas como tampoco una reducción significativa de la carga de trabajo y/ o del tiempo dedicado por mujeres y hombres. Es decir, las mujeres han adquirido competencias y habilidades aprendidas en su manejo pero que no tienen un reconocimiento o valoración en el ámbito productivo.
Por otro lado, las mujeres han estado habitualmente en contacto en los ámbitos de producción primarios más básicos y mecánicos: han usado siempre aperos de labranza, han sido tejedoras, más adelante han introducido datos, fueron las encargadas de cifrar los mensajes en los primeros ordenadores de la 2ª Guerra Mundial. Es decir, han usado la tecnología desde siempre, sin embargo nunca han estado en la toma de decisiones.
La pertenencia a un género subordinado en una sociedad en red creada por el género fuerte significa no sólo obstaculizar el consumo de las TIC, sino alejar la posibilidad de interaccionar con las mismas ofreciendo nuevas perspectivas.
Ahora bien, concibiendo la importancia que tienen las TIC en la configuración de la sociedad en general se observa cómo quienes son partícipes directos o directas de estas creaciones en red son creadores (en su mayoría) de la cultura dominante que se forja mediáticamente.
Pero no es un ciclo cerrado, sino que cualquier persona que pueda acceder al consumo de información puede ser creadora de la misma, de esta manera las TIC se convierten en la voz de quienes hasta el momento no se les ha posibilitado una interacción en el sistema, ofrecer nuevas perspectivas. Grupos minoritarios que proponen alternativas donde muchos sectores de la población hasta ahora no encontraban su lugar y ahora se sienten reflejados; es el caso significativo de las mujeres.
Las redes de información feministas, el comienzo de la historia de la humanidad de esa mitad que siempre ha estado a la sombra, la mitad femenina, páginas con un lenguaje no sexista, plataformas de contrainformación de una cultura machista y dominante, y también las políticas de igualdad empujan a un movimiento que emerge de la mitad de la sociedad para equipararse en derechos con la otra mitad, hasta ahora privilegiada.
Las mujeres empiezan a verse reflejadas en la sociedad donde hasta el momento no se les permitía nada que decir.
Sabanes Plou, D. (2004): Mujeres y Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación/ Tecnologías de la información y la comunicación. Disponible en:
http://www.isis.cl/temas/cominf/02_Dafne_Sabane.pdf
Existe todavía una pesada carga cultural sobre las mujeres relacionada con las expectativas de rol asignadas por una sociedad que viste un maquillaje moderno, pero sigue sosteniendo valores tradicionales en materia de relación entre los géneros. Los estereotipos sociales también juegan sus cartas. La creencia de que las mujeres no son buenas en ciencias y tecnología en comparación a los varones suele ser atribuida a limitaciones biológicas del sexo femenino más que a la existencia de estereotipos de género en el material didáctico, en los métodos pedagógicos y en el diseño tecnológico, lo cual contribuye a ampliar la brecha entre los géneros en lo que refiere al uso de las nuevas tecnologías, incluyendo las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. (....)
A través de las TIC es posible esa interacción social para aportar la mitad vedada que corresponde a las mujeres y el surgir de un todo que integre verdaderamente a todos los sectores de la población, y no sólo a quienes poseen los medios para hacerse escuchar.
Por otro lado, las TIC permiten el acceso a la formación, lo que durante años para la mujer ha sido muy difícil debido al rol que socialmente se les ha impuesto. Esta ha sido la mayor violencia que durante años han sufrido, ya que eran reprimidas y con lo cual acosadas y subordinadas a la cultura patriarcal y machista. En la actualidad las mujeres formadas e informadas partícipes directas de una sociedad que avanza a la igualdad son el motor de cambio.
El avance hacia la igualdad no es sólo progreso para las mujeres, sino progreso para la sociedad, que se enriquece en la diversidad donde todos y todas nos podemos sentir reflejadas.